A 40 AÑOS DE MALVINAS



 

Julián Gervilla, ex combatiente de Malvinas, participó anoche de su primera vigilia, luego de 40 años. Por miedo a recordar, por personalidad, por dolor o cual fuera el motivo, Julián todavía siente dolor por lo que vivió. Y así como muchos veteranos de guerra les cuesta ser parte de esta noche. Escuchar el himno, hizar la bandera junto a familiares y ex combatientes, mientras vuelven a su mente las imágenes de 1982.

Julián Gervilla en su primera vigilia

Julián Gervilla en su primera vigilia

Hoy decidimos, No Olvidar. En el club en el turno de las 12 horas de aquagym tenemos a un socio que es ex combatiente de Malvinas y junto a su esposa Yolanda realizan esta actividad. Y por primera vez y para el club, Julián decidió compartir y contar su historia, recuerdos y detalles de lo que vivió de un grupo de jóvenes no mayor a los 25 años que sin conocimientos partieron a una guerra.

En 1978 ingresó a la Marina y a sus 22 años fue designado para ser parte de la embarcación del Buque Yehuin. Un barco de 50 mts. que podía ingresar a cualquier bahía por su calado. Cumplía la función de retirar, ligar toda la carga que trasladaba los barcos mercantes y llevarla a Puerto Argentino, fundamentalmente alimentos, cocina de campaña y municiones. Nosotros fundamentalmente hacíamos la carga y descarga de los víveres. “Siempre tuvimos que navegar de noche y sin prender radares ninguna iluminación para que no seamos observados”.

 

Buque Yehuin

Buque Yehuin

 

“Fue duro cuando caímos prisioneros y veíamos que arriaban el pabellón Argentino e hizaban el inglés. Ver a los soldados muertos trasladados, que por suerte hoy tienen una tumba”, es la imagen más dura que me quedó.

Este 2 de abril voy a vivir una experiencia diferente. Porque acá en Mar Chiquita voy a participar de mi primera vigilia, junto a otros excombatientes y el apoyo y acompañamiento de mi familia.

Cuando volvimos nos llenamos de impotencia, de ver cómo gran parte de la sociedad estaba muy metido en el Mundial de España. Nos sentimos que entramos por la puerta de atrás, calladitos y cada uno en su lugar. “Pero por suerte con el tiempo empezamos a ser reconocidos, a través de organizaciones o con estas acciones que toma el club”.

 

Galpón donde estuvo prisionere

Galpón donde estuvo prisionere

 

La vuelta a la sociedad fue difícil. Cuando retornaba a mi casa en Córdoba, me dormí en el auto. Mientras me despertaba mi hermano, escuché el ruido de un helicóptero y lo agarre del cuello. Esta tensión que todavía sigo viviendo. Secuelas que aún me quedan, escuchar el zumbido de los misiles, las noches iluminadas por bengalas y el ataque inglés al Puerto Argentino que comenzaban a las 19 hasta la 01 de la mañana, y ver la costa iluminada sin saber donde iba a caer el misil.

Hoy, vivir una normalidad es complicado, es difícil olvidar y que no me vengan recuerdos. Sin embargo en ese turno de las 12 en aquagym, con la profe Romina, el guardavidas Lucas y junto a un grupo de casi 20 personas “me ayuda, me hace distraer, me viene bien para hacer ejercicios, es muy importante  porque me siento cómodo”.

A cuarenta años, de aquellos hechos hoy en nombre de toda la comunidad de Once Unidos queremos expresarte nuestro reconocimiento y agradecerte por siempre, que hayas compartido tu historia de vida con el club.

 

 

 

 

 

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