Te cuento que…



 

 

COSAS DE CHICOS Y CHICAS (Cuento/ensayo)

 

Una vez, supongo que por estos días, en un lugar cercano o lejano, verdadero, imaginario o quizás soñado, se reunieron los representantes de los niños y niñas de todo el mundo. Como se supone, y de acuerdo a la importancia estratégica, a la trascendencia y a la incumbencia respectiva, se declaró la suma urgencia para que se presenten las delegadas y delegados de todas partes. Es decir, la convocatoria era general… salvo para quienes estuvieran jugando en ese momento. 

Se trataba de un llamado para una reunión plenaria, que se llevaría a cabo en un lugar lo suficientemente colorido, desafiante y fabuloso, de manera que cada uno de los concurrentes se pudieran expresar con total espontaneidad y creatividad, o sea, libres de toda atadura relacionada con “la gente mayor”. Esa pobre gente…  que había envejecido, porque había dejado de jugar.

Ante la urgencia del evento, los niños y niñas se movilizaron en los distintos medios de transporte a su alcance.  Hubo quienes llegaron en bicicletas, triciclos, monopatines, carritos de rulemanes, patinetas, zancos, algunos se subieron a una calesita, y otros, que estaban muy cansados, se conectaron de manera virtual, o sea, soñando mientras dormían en sus camitas. El motivo de la reunión era tan urgente que alguien llegó a sentenciar que estaba en peligro lo más lindo de la niñez. ¡El Juego!.   ¡Así es!, exclamó el pibe. La gente grande está matando la alegría del juego, dijo con tristeza, y unas lágrimas se asomaron en sus ojitos.

El crío asintió; en España también está pasando, y siguió jugando con las payanas.   El chabito, mientras se metía el dedo en la nariz, comentó “ya me parecía pues, que se los dije”. La crianca, muy entretenida jugando con sus rulos, lo interrumpió diciendo “ é um problema mais grande do mundo”.  De repente, ya era un griterío, todos hablaban al mismo tiempo y no se entendía nada. Hasta que se escuchó ¡Basta, que así nos parecemos a los grandes!. Tomó la palabra el botija y contó que había ido a jugar a una canchita y un señor mayor que les daba indicaciones le gritó ¡Hay que dejar el cuero!  ¡Hay que poner todo! ¡Garra!  La gurisita se lamentó que cuando iba a la clase de gimnasia, no podía jugar en la cama elástica porque tenía que hacer abdominales.

Tomó la palabra la kleines mädchen y dijo que estaba muy enojada porque cuando jugaba al futbol con sus compañeras, en Alemania, los padres le gritaban que tenía que ganar. El mal`chik, acomodándose el gorro de cosaco, protestó contra su entrenador porque lo mandaba a perseguir a uno que jugaba en el otro equipo. Y así se perdía todo el juego.  Quizás la culpa es del trabajo, dijo un enfant. Mi papá y mi mamá están siempre ocupados, apurados y serios. A veces me miran… pero no me ven. Ni saben lo que quiero, pensó.  Y asi, entre todos, fueron confirmando una triste y mala nueva. Nuestros mayores creen que somos como ellos, pero en miniatura.   Pero no todos, dijo una children poniendo cara de inteligente, como que estaba descubriendo algo. Las personas muuuuy grandes no piensan así.

Los abuelos y las abuelas nos entienden y juegan con nosotros. Tienen más tiempo y les gusta, aunque les cuesta agacharse. Muy bien! Dijo el chico en voz alta, como para que todos y todas lo oyeran. En Cuba tenemos congresos de niños y aprendemos muchas cosas. Vamos a hacer un reglamento, como los que hacen los grandes, pero éste será de nosotros y para nosotros, dijo con alto convencimiento y aire revolucionario. Todos y todas las presentes se miraron con curiosidad y se pusieron a pensar a ver que regla les gustaría que hubiera en sus juegos.

Luego de un ratito de silencio se escuchó a alguien decir tímidamente….   “Cuando juguemos en equipos, los compañeros del juego deber ser amigos, no importa si juegan para uno o para el otro”.    ¡Tiene razón! dijeron los demás y se fueron animando a dar opiniones.  Todos los que nos obliguen a hacer deporte, serán “deportados”… a un lugar de grandes. Dijo sonriendo el oglan, contento con su ocurrencia.   El tiempo de duración obligatoria de los juegos será… hasta que nos cansemos. Propuso en voz alta il bambino.

Las reglas de cada juego, las armamos nosotros antes de empezar. ¿Dale que si? Preguntó el chavalo. Y muy inspirado, continuó diciendo que no tenía que haber árbitros ni jueces porque nosotros vamos a decidir que hay que hacer. ¿Es nuestro juego, no?.  Todos los que quieran jugar van a poder hacerlo, porque no se vale que alguien se quede afuera, dijo el gutt, que había estado esperando pacientemente que le dieran la palabra.  Las personas grandes que quieran, pueden jugar con nosotros. Y si no quieren, que no jueguen. Reflexionó la shojo chiquita parada en un banquito de madera, que usaba en su casa para alcanzar la lata de galletitas.

Por último, porque se acercaba la hora de ir tomar la leche, la nivi tomó la palabra y les preguntó a todos y todas las presentes. ¿Les parece que saquemos de nuestro reglamento las palabras ganar y perder? Como si fuera un coro se escuchó decir a todos juntos ¡Sí!.  Y el grito de aceptación debe haber sido muy fuerte porque me despertó de la siesta. Menos mal, pensé. Casi, casi voy tarde a dar clase. Justo hoy, que tenía que organizar una competencia muy seria en la escuela.

Cuando me subí al auto, antes de arrancar, todas las personitas con las que había soñado me empezaron a dar vueltas adentro de la cabeza. Y me decían cosas al oído. Yo no sé bien que me pasó, pero a partir de esa tarde supe que ya no iba a querer tener más la última palabra.

Que en lugar de imponer, iba a proponer.

Que en lugar de enseñar, iba a compartir lo que sabía con mis alumnas y alumnos.

Que iba a escuchar más, en vez de pedir que me escuchen siempre a mi.

Que era más importante hacer preguntas, que dar respuestas

Y sobre todo, creo que por fin entendí que Jugar, es lo más serio que hacen los chicos.

Profesor Jorge Lerner, coordinador del Mini Voley de Once Unidos.

Comentarios

Tomás Falkner y Belisario Roldán
7600 Mar del Plata
Bs. As. Argentina
Ver mapa

Club Atlético Once Unidos 2019 | Diseño y Desarrollo NA Soft

Club Atlético Once Unidos 2019
Diseño y Desarrollo NA Soft