Llegó el frío: Cambios en la alimentación.



 

El escenario de llegar a la primavera con algunos kilos de más, no es nuevo. La ropa más gruesa, el frío y la falta de actividad física junto a una excesiva alimentación calórica, se convierte en un circulo vicioso, del cual es difícil salir. Pero…¿Qué tan cierta es la necesidad de ingerir más calorias en esta época del año (otono-invierno), a modo de guisos y estofados entre otros? A continuación, la Licenciada Verónica Orellano, integrante del equipo de salud de Once Unidos, te cuenta todo lo que tenés que saber, no sólo para cuidar tu peso, sino también para nutrir tu cuerpo de la manera más adecuada.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la energía que nuestro organismo necesita para realizar sus funciones vitales ES LA MISMA, sin importar la estación del año. Se cree que en invierno y con frío, el ser humano necesita comer más y de forma más cálorica, pero no es así. Si bién la necesidad de mantener una adecuada temperatura corporal es un factor determinante para llevar adelante diferentes funciones vitales, la calefacción lograda con la vestimenta y con el control de la temperatura ambiental, descartan esta variable como relevante en la modificación de la ingesta alimentaria durante el invierno. Todo esto, hace que si nos descuidamos y nos quedamos en casa presos del frío, estaremos llegando a la primavera no solo con unos kilos de más, sino también descuidando nuestra salud.

Una forma de saciarnos limitando las posibilidades de subir de peso, es consumir alimentos altos en fibra, frutas y verduras. Es cierto que si bién es real que las ensaladas no son las opciones más tentadoras, consumirlas cocidas, es una opción viable en esta época. Pero, hay infinidad de opciones: en sopas o caldos antes de cada plato principal ( evitando  aquellos que son comerciales ya que al ser un producto ultraprocesado, suele tener mucho sodio y otros aditivos innecesarios en tu alimentación) o en preparaciones como soufflés, budines, al horno,  puré, tortillas, terrinas, ensaladas tibias, etc.

Verónica recomienda aprovechar las de estación, como: zapallo, acelga, brócoli, espinaca, batata, papa, ajo, cebolla, puerro y repollo entre otras. Debés recordar al momento de comer, que tenés que distribuir tu comida, aplicando el modelo del plato inteligente, ocupándolo en forma mayoritaria con verduras. Podés enriquecer el aporte de fibra con arroz y fideos integrales, y también con legumbres tales como lentejas, porotos, garbanzos, etc. Elegí cortes magros de carnes y retirales toda la grasa visible, tanto a las carnes rojas como blancas.

Por otro lado, en cuanto a las frutas, las de época son: manzana, pera, kiwi y los cítricos, que te aportarán grandes cantidades de vitamina C, importante para prevenir resfríos y gripes típicas del invierno. Podés preparar compotas o asar las frutas al horno.

Otro dato no menor, es que no debés olvidar que el consumo de agua sigue siendo fundamental y esencial para tu organismo. No abandones la botellita que te acompañó durante los días de calor, seguí bebiendo agua además de infusiones como mate o té, sin agregado de azúcar.

Para mantenerte saludable realizar actividad física es fundamental, es uno de los factores claves para los huesos, la presión arterial, ayuda a reducir el colesterol  y previene el riesgo de padecer endermedades crónicas y otras cardiovasculares. Es cierto que en invierno cuesta más salir a movernos, pero no olvidemos que la recomendación es realizar al menos 30 minutos de caminata por día.

Para finalizar, la lic Orellano, te cuenta cuales son los nutrientes y alimentos que no deberías dejar de consumir en esta época del año y te aconseja llevar un estilo de vida saludable, sostenido en el tiempo y que nó fluctúe por las estaciones del año.

Vitamina A: Hígado, verduras verdes y lácteos. Previenen enfermedades de la vista y mantienen los huesos fuertes.

Vitamina B: Leche, legumbres, levadura, hígado, papas, yema de huevo, carne. Los alimentos que contienen esta vitamina, ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, haciendo que el cuerpo luche constante y fuertemente contra los virus y bacterias que ocasionan enfermedades y se encuentran el el ambiente.

Vitamina C: Está presente en frutas cítricas (kiwi, limón, lima, naranja y toronja) y en algunas verduras como el ajo, perejil, brócoli y lecghuga. Esta vitamina, fortalece las paredes celulares, que evitan el avance de las infecciones bacterianas o virales, ayuda a luchar contra las enfermedades respiratorias y  refuerza el sistema inmunológico, haciendo que nuestro organismo se vuelva más resistente a los virus.

Vitamina E: Está presente en granos enteros, aceite de oliva, frutos secos y algunas verduras de hoja verde como los espárragos, la espinaca y el brócoli. La vitamina E, mantiene el sistema inmune saludable durante épocas de estrés y de enfermedades virales, produciendo células que defienden el organismo.

Hierro: Te lo aportan las carnes magras, los pescados y mariscos, algunos cereales, vegetales verdes, habas, fresas, tomates, lentejas, toronjas, semillas de sésamo y jugos enriquecidos con vitamina C. Es un mineral esencial para la formación de las células sanguíneas y transporta oxígeno.


Lic Verónica Orellano MP número 2352.

Turnos y consultas al: 223 6- 825094


 

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